lunes, 30 de enero de 2012

LAS ADICCIONES PSICOLÓGICAS (2ª parte) (Publicado en "Voces de Cuenca" el 30-1-2012)

0/01/2012 - PSICOLOGÍA
Las adicciones psicológicas (segunda parte)
Siguiendo de nuevo al maestro Echebrúa hablamos de las siguientes adicciones psicológicas: adicción a internet, a las compras y al trabajo.
Por Fco. Javier Sánchez Martínez (Psicólogo)

El perfil del adicto a internet sería: persona joven, varón, de profesión liberal, urbano, de clase media-alta, con un buen nivel cultural, con conocimientos de tecnología y de inglés.

Los signos identificables por parte de Enrique Echeburúa serían:

- Privarse de sueño para invertir tiempo en la red.
- Descuidar otras actividades importantes.
- Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano.
- Pensar en la red constantemente.
- Intentar limitar el tiempo de conexión para acabar utilizándola varias horas.

Los síntomas característicos:

- Pérdida de control.

- Ansiedad.

- Insomnio.

- Irritabilidad.

- Inestabilidad emocional.

- Dificultades serias de comunicación con las personas de su entorno.

Los factores de alto riesgo (llamamos así a las situaciones, pensamientos o sentimientos que aumentan la probabilidad de realizar la conducta “adictiva”) principales serían:
- El aburrimiento.
- La carencia de relaciones u objetivos.
- La falta de habilidades para desenvolverse en el mundo real (habilidades sociales)
- La timidez.
- La búsqueda de sensaciones en personas solitarias.
- La ausencia de autoestima adecuada (este factor es “casualmente” común a cualquier tipo de adicción, por lo que nos reiteramos en la idea de la importancia suprema de la autoestima).

La adicción a las compras es definida como: “un impulso incontrolable para adquirir objetos inútiles o superflúos”.

La creencia de la sociedad actual: “Tanto tienes tanto vales”, lleva a los individuos a pensar que “comprar objetos es un símbolo de estatus, que les proporciona prestigio y valía (consideración por parte de los demás).

“El adicto a las compras es incapaz de controlar el impulso que llega a controlar sus vidas y producirle consecuencias graves”

Ambos sexos afirma, tienen la misma motivación en este caso: Aumentar la autoestima. Las mujeres más específicamente en el aspecto físico y los hombres en poseer riqueza y ser expertos.

Los síntomas psicológicos más frecuentes son depresión y trastornos de ansiedad o de la conducta alimentaria (T.A.C).

Finalmente, Echeburúa nos habla también del adicto al trabajo (entre otras adicciones) y define su perfil de la siguiente forma:

- Profesión liberal.
- Edades medias: 30-50 años.
- De clase acomodada.
- Con una actividad laboral creativa.
- Con frecuentes cambios de residencia.
- Y que no actúan exclusivamente movidas por necesidades económicas.

Suelen tener ideas sobrevaloradas sobre el dinero, el éxito o el poder, soledad afectiva. Posibles complicaciones: abuso de alcohol, comidas copiosas, ingesta de estimulantes.

A nivel clínico me he encontrado con mucha frecuencia al paciente que en un principio justifica su adicción, considerándola como “algo normal” dentro de su vida. Y es precisamente en muchas ocasiones que el familiar es el que “trae” a consulta al adicto porque la situación es insoportable en todas las áreas de su vida

La tarea terapéutica consistirá ( además de las técnicas de evitación primero y exposición después mas prevención de respuesta utilizadas y ya citadas en el artículo de la semana pasada, entre otras) en hacerle consciente de su falta de control sobre la adicción (“falsa sensación de control: “Yo controlo”, “Cuando quiera lo dejo”), de las repercusiones negativas que ya tiene en su vida (precisamente suelen venir los pacientes porque llega un momento que les es imposible seguir “mintiendo” en su entorno más próximo debido al gasto incontrolado, a la cantidad de tiempo que pasan fuera de casa o debido también a la ansiedad que les produce el no realizar la compulsión de la compra o del ordenador por ejemplo).

El tratamiento ha de ser constante y necesitamos la implicación (generalmente) de la familia en el aspecto terapéutico.

Al principio las resistencias a los cambios son grandes, pero en un proceso individualizado en el que cada paciente necesita su tiempo para reaccionar, las consecuencias positivas comienzan a hacerse notar.
Importante por último resaltar que la cronicidad de las adicciones es evidente y que por lo tanto, el paciente NUNCA debería “bajar la guardia” en este aspecto.

Las recaídas no son nada extrañas, es más, forman parte del proceso de recuperación de cualquier persona, ya que las interpretamos como una “oportunidad para aprender y avanzar”. El paciente se hace así consciente de su todavía “falta de control o de no controlar tanto como ya se creía”.

Fuente complementaria: ¿Adicciones sin drogas? Enrique Echeburúa. Colección Preguntas.

ARTÍCULO EDUCACIÓN APORTADO POR BELÉN PLAZA LÓPEZ. 30-1-2012

Educación para la vida


Por: Alfredo E. Mansilla Heredia | 30/01/2012 | Ed. Imp.
Con tanta experiencia vivida, la que me falta y academia recorrida, me puse a reflexionar sobre el comportamiento individual y social. En el modelo ideal generar desarrollo pareciera un proceso fácil, empero, sin educación es prácticamente imposible. La educación permite amplitud de pensamiento y expansión de la cultura basada en la creatividad, dejando la particularidad, haciendo praxis de la empatía. Nuestra realidad en probabilidades tiene un alto porcentaje de contradicción, los intereses materiales particulares y el ego alejado de nuestro Ser Supremo restringen el bienestar individual y colectivo.

Los seres humanos tienen objetivos de vida, trabajan en franco aprovechamiento de sus talentos, en muchas ocasiones contraen nupcias a temprana edad o encaminan empresas confiados en que la generación de riqueza servirá para garantizar una vejez digna, que por supuesto, es parte de la etapa encaminada para prevenir la expiración.

En un segmento de sociedad mal educada, se confunde la atracción curvilínea con el amor, muchos dejan semilla, y si la semilla germina, con al menos uno de los cónyuges con estreches de visión compartida se da el deterioro familiar y el divorcio que en sociedades evolucionadas resulta ser la mejor terapia que aleja a los seres humanos de la incompatibilidad que termina en la violencia psicológica, física o crimen.

La sociedad y sus autoridades en su rol apropiado, coadyuvan a la solución de problemas y al fomento de un modelo educativo que permita la toma de decisiones inteligentes en la etapa de vida apropiada de las personas. En nuestro medio, muchos administradores ahondan los problemas por su accionar indocto, aspecto que nos obliga a indicar que a educación para la expansión del pensamiento evita la corrupción, reticencia y manipulación de la justicia en pro de conciliar las alternativas acordes que generen solución a los problemas de cualquier índole.

Los seres humanos debemos educarnos para la vida, nadie es eterno o perfecto, pero si somos perfectibles con base en la meditación y conexión a Dios. Todos los días los seres humanos debemos planificar, cultivar valores y respetar principios, no pudiendo confundir los objetivos particulares con mecanismos destinados a someter a nuestros semejantes. Los seres humanos somos libres, no podemos ser esclavos, el varón no puede someter

a la mujer, o la mujer al varón, tienen que complementarse. Por así decirlo, nadie puede hacer lo que le viene en gana a título de sus traumas de niñez, juventud, adolescencia u otra etapa desagradable que reflejan aplicación de la teoría de la víctima o el pensamiento negativo.

VIDEO EMPATIA APORTADO POR BELÉN PLAZA LÓPEZ. 30-1-2012


Empatia y violencia: Luis Moya por raulespert

lunes, 23 de enero de 2012

"LAS ADICCIONES PSICOLÓGICAS" (1ª PARTE) Publicado en "Voces de Cuenca" el 23-1-2012

23/01/2012 - PSICOLOGÍA
Las adicciones psicológicas (1ª parte)
“Para el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree toda explicación sobra” (Franz Werfel.)
Por Fco. Javier Sánchez Martínez. Psicólogo

Después de haber hablado de la ludopatía, les expongo algunas características comunes de todas las adicciones psicológicas (“Las adicciones del S. XX-XXI”) y les cito brevemente algunas de ellas.

Cuando hablamos de adicciones psicológicas nos estamos refiriendo, además de la ludopatía, a la adicción al sexo, a las compras, a la comida, al trabajo, a internet o al ejercicio físico.

Asemeja el maestro Echeburúa las adicciones psicológicas a las toxicomanías o drogodependencias, debido (afirma el autor) a que “todavía existen muchas personas que consideran estas conductas como “un vicio”, siendo esta percepción un grave error. “El vicio es una categoría moral; las adicciones psicológicas, constituyen un TRASTORNO MENTAL”.

Durante mi trabajo en prisión con drogodependientes he tenido que luchar contra esta idea, frente a los propios drogodependientes que se consideraban personas “viciosas” por tener adicción a la droga, con todas las repercursiones psicológicas que ello conllevaba: autoestima y autoconcepto negativo, error imperdonable el continuar con su conducta adictiva, y toda una serie de etiquetas negativas asociadas a la palabra “vicio” como bien sabe el lector.

Los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son básicamente dos: la pérdida de control (relacionada con la impulsividad) y la dependencia, siendo precisamente el límite entre las conductas normales y las conductas adictivas dicha pérdida de control, la fuerte dependencia psicológica, la pérdida de interés por otras actividades gratificantes (el sujeto focaliza toda la atención en esa adicción, modificando su estilo de vida de manera significativa y renunciando por la dependencia a “otras actividades”) y una interferencia grave en la vida cotidiana.

Tal y como señala Krych (1989), la secuencia evolutiva habitual de las adicciones psicológicas es la siguiente:

- La conducta es placentera y recompensante para la persona.

- Hay un aumento de los pensamientos referidos a dicha conducta en los momentos en que la persona no está implicada en ella.

- La conducta tiende a hacerse cada vez más frecuente. El sujeto pierde interés por otro tipo de actividades que anteriormente le resultaban gratificantes.

- El sujeto tiende a quitar importancia al interés o al deslumbramiento suscitados en él por la conducta (mecanismo psicológico de la negación).

- Se experimenta un deseo intenso de llevar a cabo la conducta.

- La conducta se mantiene a pesar de las consecuencias negativas crecientes (justificación).

- A medida que los efectos adversos de la conductan aumentan, el adicto comienza a tomar comienza de la realidad y realiza intentos fallidos (habitualmente) de controlar la conducta por sí mismo.

- Lo que mantiene ahora la conducta no es ya el efecto placentero, sino el alivio del malestar (que es cada vez de menor intensidad y de más corta duración.

- El sujeto muestra una capacidad de aguante cada vez menor ante las emociones negativas y las frustraciones cotidianas.

- La conducta adictiva se agrava.

- Los comportamientos adictivos se vuelven automáticos y emocionalmente activados con poco control intelectual sobre el acierto o error de la decisión.
Cita también Enrique Echeburúa la predisposición psicológica que puede existir a las adicciones en los siguientes aspectos:

- Estado de ánimo disfórico.

- Intolerancia a los estímulos displacenteros (lo que llamamos “baja tolerancia a la frustración).

- Impulsividad.

- Búsqueda de sensaciones.

- Autoestima baja.

Hablamos también al hablar de la ludopatía de los tratamientos que se suelen aplicar para estas adicciones. Recordamos que es fundamental el “control de estímulos (evitación en la primera parte de la terapia) y exposición a los estímulos en la segunda parte (cuando el sujeto tiene mayor control sobre las situaciones de alto riesgo). Además a nivel clínico complementamos estos tratamientos con: técnicas de distracción cognitiva, ejercicios de relajación-respiración, y técnicas de resolución de problemas, entre otras.

En consulta me he encontrado últimamente frecuentes casos de adicción a Internet, generalmente en personas adolescentes o preadolescentes que se encuentra literalmente “enganchados” a la red, con las consecuencias que ello conlleva: Disminución en el rendimiento de los estudios debido al tiempo descontrolado que dedican a ello y relaciones sociales mermadas por el aislamiento que supone “estar pegado a la máquina”.

Los padres acuden a consulta realmente “desquiciados” con el comportamiento de su hijo/a y el objetivo es de la terapia será básicamente controlar el tiempo dedicado a ese espacio, de manera que no actúe negativamente sobre el resto de áreas del paciente y de la familia.

En el próximo artículo explicaremos detalladamente las características de cada una de las adicciones psicológicas citadas.

Fuente: ¿Adicciones sin drogas?: Enrique Echeburúa. Colección preguntas.

martes, 17 de enero de 2012

"CUANDO LA EDUCACIÓN Y LAS FORMAS FALLAN: EL NO SABER ESTAR" (Publicado en "Voces de Cuenca" el 16-1-2012)

CUANDO LA EDUCACIÓN Y LAS FORMAS FALLAN: “EL NO SABER ESTAR”.
Fco. Javier Sánchez Martínez. Psicólogo.
“Benditos los flexibles, porque no se torcerán” (Dr. Michael Mcgriffy.)

La educación y las formas son dos conceptos y conductas básicos que nunca deberíamos perder. Al fin y al cabo nos suponemos seres inteligentes, y por tanto, con capacidad para saber discriminar entre las malas y las buenas formas, entre los malos y los buenos modales. En algún artículo escribí que dichas formas y dicho protocolo se habían perdido por completo, o casi por completo.
Frente a la educación y las buenas formas nos encontramos los escondrijos humanos emocionales: hablar a espaldas del otro, criticarle, no expresarle lo que pensamos de él, mentirle por tanto, no ser sinceros, confundiendo muchas veces la confianza con el “todo vale”.
La educación y el saber estar son factores fundamentales para mantener unas relaciones interpersonales sanas, lúcidas y transparentes.
Nuestro sistema de valores y creencias tiene mucho que ver con nuestros comportamientos y la forma de expresar nuestras emociones.
Nuestras primeras creencias surgen de la necesidad que tenemos de niños de ser queridos y aprobados por nuestros padres y nuestro entorno educativo.
Un segundo grupo de creencias surge básicamente durante nuestra adolescencia con la necesidad de sentir pertenencia y aprobación de nuestro grupo de referencia.
Y el tercer grupo surgiría de la necesidad de bienestar emocional o físico, es decir, de la necesidad de autoestima, que todos necesitamos para desenvolvernos adecuadamente ante la vida.
La rigidez cognitiva está muy relacionada con los valores no sanos que hemos ido construyendo a lo largo de nuestras etapas de vida. Estos valores no sanos suelen ser rígidos, es decir no permiten excepciones a nuestras creencias cuando las circunstancias lo justifican, no se suelen ajustar a la realidad, es decir se aceptan sin determinar en qué medida encajan y se ajustan a nuestras circunstancias particulares, personalidad y necesidades y no suelen basarse en una evaluación de las consecuencias que nos acarrean, es decir son absolutos y globales, fomentando una conducta porque es “correcta” o “buena” y no por tener consecuencias positivas.
Por ello frente a ellos les propongo los valores sanos que serían aquellos con las características exactamente contrarias´, es decir serían aquellos flexibles, ajustados a la realidad y que se evalúan en función de las consecuencias (positivas frente a las negativas, fomentando una conducta que produce resultados positivos para nosotros, manteniéndose porque llevan una forma de vida que nos hace sentir bien.
Aquellas personas que llamamos comúnmente “cuadriculadas”, es decir rígidas en sus planteamientos, poco flexibles son aquellas menos sanas psicológicamente, y tienen más problemas a la hora de enfrentar se a dilemas éticos en circunstancias que son excepciones a la norma interiorizada para ellos.
Sea flexible con su forma de pensar, salga de sus cuatro paredes. Será más feliz, porque descubrirá una forma más sana de enfrentarse al mundo y a su forma de comportarse. La tolerancia, la capacidad de empatía, el ceder, el saber y tener capacidad para “negociar” con uno mismo también son claves para vivir más sanamente.

lunes, 9 de enero de 2012

"EL TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: CÓMO SUPERARLO" (Publicado en "Voces de Cuenca" el 9-1-12)

9/01/2012 - PSICOLOGÍA
Por Francisco Javier Sánchez Martínez
Clasificado en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV-TR) dentro de los trastornos de ansiedad, el trastorno por estrés postraumático, probablemente sea uno de los más duros y difíciles de superar.
Los criterios diagnósticos de mismo son los siguientes:
A. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático.
B. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de diversas formas.
C. Existe una evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general del individuo.
D. Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal).
E. Estas alteraciones previas se prolongan más de 1 mes.
F. Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Se especificará si es agudo: si los síntomas duran menos de tres meses o crónico: si duran tres meses o más.
Se especificará igualmente si es de Inicio demorado cuando entre el acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han pasado como mínimo 6 meses.
Cuando hablamos de acontecimientos traumáticos nos referimos a accidentes, desastres naturales, muerte de un familiar inesperado, abusos físicos durante la infancia, guerras (entre otros).
El tratamiento psicológico que se utiliza desde un punto de vista cognitivo-conductual suele basarse en técnicas de reestructuración cognitiva (Beck), terapia racional emotiva (Esquema A-B-C Ellis), identificando patrones erróneos de pensamiento y confrontando los mismos frente a preguntas objetivas que “desmonten” dichos pensamientos, es decir: realizando una confrontación/adecuación de los mismos con la realidad, un análisis de la influencia de los pensamientos en el estado de ánimo, y por último, un análisis final de las consecuencias en el peor de los casos, junto a las autoinstrucciones (Meichenbaum).
Además se obtienen excelentes resultados con técnicas específicas del manejo de la ansiedad (técnicas de relajación y respiración, entre otras), técnicas de inoculación al estrés, reestructuración racional sistemática (Golfried y Golfried), desensibilización sistemática y la que personalmente utilizo de manera inevitable en consulta: LA EXPOSICIÓN EN VIVO AL EVENTO TRAUMÁTICO (si es posible, claro. Si no ha de hacerse en imaginación).
Sabemos que cuanto mayor es el miedo a algo, más frecuentemente debe exponerse el paciente a ello.
Los casos más frecuentes que he visto en consulta han sido los derivados de accidentes de tráfico, bien porque los pacientes han sufrido un accidente conduciendo ellos/as mismos/as o porque han sido víctimas de un atropello brutal.
La persona tiende a utilizar inicialmente (por cuestión de supervivencia) conductas de evitación, que tan sólo le “reducen la ansiedad a corto plazo”, pero que no resuelven el trastorno base que les produce el trauma, frente al que tarde o temprano han de enfrentarse.
¿Cómo exponemos al paciente a la situación traumática?
Tanto en el caso de haberse producido un accidente mientras se conducía, como en el caso de haber sido víctima de un atropello, la persona ha de pasar por ese mismo lugar de manera progresiva o directamente (como suelo recomendar en la mayoría de los casos, salvo que el nivel de ansiedad sea muy elevado).
La exposición en vivo produce en el paciente una disminución del temor/miedo de manera progresiva, al comprobar él mismo que a pesar de lo que le ocurrió en dicho espacio, en aquella ocasión, no tiene porque volver a pasarle en el futuro, y que por tanto la evitación “funcionará” tan sólo a corto plazo.
Evidentemente en las primeras exposiciones el nivel de ansiedad el paciente es muy elevado, porque teme “irracionalmente” que si vuelve a pasar por ese mismo sitio o vuelve a hacer ese mismo recorrido le volverá a suceder exactamente lo mismo, aspecto este no objetivo.
La exposición en vivo no se puede aplicar o realizar de cualquier manera, sino que hay unas pautas básicas para realizarla:
Ha de ser regular y prolongada (en tareas planeadas con anterioridad y con un grado de dificultad creciente).
Debemos hacer una lista previa con las situaciones que el paciente evita por producirle ansiedad y ordenarlas según su grado de dificultad.
Es importante no pasar a la siguiente situación, hasta que la previa sea controlada por el paciente, es decir que su nivel de ansiedad subjetivo de 0-10 sea cuatro o menos de cuatro.
Abandonar la tarea de exposición o distraerse de la misma por unos breves momentos, si uno se encuentra muy mal, y volver de inmediato a ella en cuanto uno se encuentre un poco mejor.
También es importante que el mismo paciente no subestime los logros conseguidos por el mismo, ya que infravalorar los éxitos hace que uno se sienta mal y constituye un obstáculo para seguir intentándolo. Muchas veces sumando pequeños éxitos es como se obtienen los grandes.
Si usted ha vivido un acontecimiento traumático y nunca se ha enfrentado a él, utilizando claras conductas de evitación para evitar revivir lo sucedido, póngase en manos de un profesional, seguro que puede ayudarle en su proceso terapéutico.
Fuentes
Evaluación y tratamiento psicológico de los trastornos de ansiedad (Enrique Echeburúa)
Manual para el tratamiento cognitivo conductual de los trastornos psicológicos (Vicente E. Caballo)
DSM IV- TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

lunes, 2 de enero de 2012

LA PSICOLOGÍA, LOS PACIENTES Y EL PODER DE LA MENTE" (Publicado en "Voces de Cuenca", el 2-1-12)

02/01/2012 - PSICOLOGÍA
Por Fco. Javier Sánchez Martínez. Psicólogo
Cuando decidí estudiar psicología con 18 años , nunca pensé que sería una carrera que debería seguir estudiando toda la vida. Ahora, a mis 44 años, agradezco a esta ciencia, el haber tenido que seguir haciéndolo día tras día.
Uno puede encontrarse mil veces el mismo diagnóstico de un paciente, pero, afortunadamente, ningún caso es exactamente igual que otro.
Durante la carrera tuve la fortuna de estudiar psicología diferencial y comprender que a pesar de tener muchas características parecidas, cada persona, cada ser humano teníamos nuestras propias peculiaridades que nos hacían distintos, diferentes y por ello, especiales también.
Esta ciencia que me apasiona, porque siempre me apasionó el hombre como sujeto y objeto de conocimiento no tiene límite en cuanto a su saber.
Día tras día, sigo sorprendiéndome del poder de nuestra mente, es decir, de la potencia, la fuerza , el empuje que hacemos por conseguir algo, cuando en nuestra mente tenemos ese objetivo claro.
Para intentar transmitir a los pacientes esta idea, y hacerles conscientes de la poderosa herramienta mágica de que disponemos, les digo que recuerden todas aquellas locuras que hicieron cuando estaban enamorados/as. Aquellas locuras pudieron hacerlas porque estaban totalmente convencidos de ello, y acabaron haciéndolas y consiguiéndolas sin demasiado esfuerzo. “Lo tenían claro”.
He visto como personas diagnosticadas de VIH en prisión y con una carga viral muy elevada, han sobrevivido y los siguen haciendo con un estilo de vida totalmente normalizado porque mentalmente se han cuidado, se han querido lo indecible y han dicho “esto no va a poder conmigo”, además evidentemente de cuidar y mantener las pautas de su médico y la adherencia al tratamiento.
He visto como pacientes diagnosticadas de cáncer de mama, a las que apenas han dado 6 meses de vida, continúan viniendo a la consulta después de 4 años peleando de manera tremenda con la enfermedad.
Todavía recuerdo una paciente que tenía dos hijas, estaba casada y tenía una vida holgada. Un día en consulta le pregunté: ¿Cuándo miras a tus hijas, que piensas? ¿Te agobia pensar en su futuro?. Su respuesta me dejó helado y aprendí una nueva lección de una paciente, de su mente y de su forma de enfocar las cosas. Me dijo textualmente: “Lejos de venirme abajo, o pensar que en el futuro no pueda estar con ellas, me ocurre exactamente lo contrario. Por mi cuerpo y mi mente fluye una cantidad tan intensa de energía y de vida, que ellas son las que me dan el motivo y la fuerza para seguir peleando”.
“De ella he aprendido a trivializar los miles de problemas cotidianos que nos acosan, he aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas que tengo, como cualquier otra persona y he aprendido algo muy importante: A disfrutar de la vida, día tras día”.
Esa paciente sigue en tratamiento y constituye un ejemplo a seguir por muchos de nosotros, créanme.
Sabemos que los estados ansiosos o depresivos en estas personas, disminuyen el número de defensas del organismo, pudiendo propiciar un avance de la enfermedad. Y al revés, es decir una persona que se enfrenta y afronta enérgicamente la enfermedad, que se plantea metas objetivas, realistas, que se plantea expectativas de vida, que goza y “utiliza” el apoyo social como soporte emocional y que tiene en definitiva, un plan de acción frente a lo que le ha ocurrido, propicia la estabilidad en muchos casos de su enfermedad influyendo en el caso de los pacientes citados anteriormente en el aumento de su número de defensas.
En las crisis de ansiedad, en la hipocondría, en las fobias nuestra mente es la dueña y señora de las situaciones. Las sensaciones subjetivas que nos producimos nosotros mismos, acaban por hacer cumplir la profecía autocumplida que nuestra mente “profetizó”.
Un paciente hipocondríaco se nota por ejemplo “un pinchazo” en el corazón y automáticamente su mente se pone en marcha: “ Seguro que me va a pasar algo malo, y si me da un infarto, me estoy mareando”. Sabemos que el propio paciente al transmitirse estos mensajes irracionales comienza automáticamente a respirar más rápido (hiperventilar), por lo que la sensación de mareo se la está provocando él mismo sin darse cuenta.
Confíe en su mente, pero utilícela adecuadamente. Si le cuesta mucho hacerlo, busque apoyos. Todo aquello que se aprende… se puede desaprender, créame.