lunes, 6 de febrero de 2012

"LA CRISIS ECONÓMICA Y LA TERAPIA" (Publicado en "Voces de Cuenca" el 6-2-2012)

06/02/2012
La crisis económica y la terapia
Por Fco. Javier Sánchez Martínez (Psicólogo)

En un artículo anterior (8 Agosto 2011) hablaba de la actitud con la que todos deberíamos enfrentarnos a esta profunda crisis y de la necesidad de planificar un “plan de acción” para no sucumbir ante esta delicada, por no decir trágica situación.

Qué duda cabe que la actual situación de crisis ha provocado una mayor vulnerabilidad psicológica en aquellos individuos o pacientes más “frágiles”.

El incremento de pacientes en la consulta debido a los problemas asociados al período que vivimos ha sido más que notable.

La incertidumbre, el no saber qué ocurrirá en el futuro, las anticipaciones “ansiosas” con el famoso pensamiento irracional “Y SI…”, los problemas económicos, la temporalidad laboral o el paro (cruel realidad que azota este país sin ninguna piedad) son causa de muchas visitas a la consulta, donde si siempre he trabajado con un número importante de pacientes diagnosticados con trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, ahora, prácticamente se duplica su número.

Los pacientes descubren en momentos delicados sus puntos débiles, se sorprenden de sus reacciones, de su incapacidad en muchas ocasiones de reaccionar ante la caótica situación que vivimos, de su “bloqueo psicológico” que les produce unas emociones profundas e intensas y acaba afectando a prácticamente todas las áreas de du vida.

“Afortunadamente vivimos en un país donde LA FAMILIA, como valor, como concepto, sigue existiendo de manera muy arraigada, por lo que las ayudas entre sus miembros es algo más que habitual y realizado como algo “incuestionable”.

En consulta, no podemos cambiar la situación real actual, pero si podemos cambiar las estrategias de afrontamiento ante la misma, modificar o reestructurar las cogniciones irracionales, potenciar la autoeficacia y el locus de control interno y controlar el nivel de ansiedad del paciente.

Resultan fundamentales aspectos como: el apoyo social percibido, las actividades de ocio y tiempo libre (“autocuidado personal”), el desahogo emocional y por supuesto un “plan de acción concreto” y el planteamiento de metas objetivas y realistas a corto plazo que nos vayan reforzando de manera lenta pero segura, incrementándose así nuestra sensación de control sobre la situación, no sucumbiendo a la “poco sana” creencia de la suerte.

Nuestros jóvenes lo tienen especialmente difícil en este maremagnum caótico donde la mitad de ellos no tiene trabajo. Tenemos el mayor porcentaje de desempleados de la Unión Europea.

Los riesgos asociados a esta situación laboral son tremendos: Conductas de escape o evitación, descubrimiento de vías alternativas, desarraigo personal y familiar y su incidencia en la autoestima entre otros muchos aspectos.

Mi percepción del día a día a nivel terapéutico es que evidentemente hemos mejorado nuestra calidad de vida, pero nuestra salud psicológica se ha visto seriamente mermada en los últimos 10- 15 años. Si encima agravamos la situación con una crisis tremenda, la población se resiente de manera significativa.

Difícil, pero no imposible.

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