lunes, 30 de enero de 2012

LAS ADICCIONES PSICOLÓGICAS (2ª parte) (Publicado en "Voces de Cuenca" el 30-1-2012)

0/01/2012 - PSICOLOGÍA
Las adicciones psicológicas (segunda parte)
Siguiendo de nuevo al maestro Echebrúa hablamos de las siguientes adicciones psicológicas: adicción a internet, a las compras y al trabajo.
Por Fco. Javier Sánchez Martínez (Psicólogo)

El perfil del adicto a internet sería: persona joven, varón, de profesión liberal, urbano, de clase media-alta, con un buen nivel cultural, con conocimientos de tecnología y de inglés.

Los signos identificables por parte de Enrique Echeburúa serían:

- Privarse de sueño para invertir tiempo en la red.
- Descuidar otras actividades importantes.
- Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano.
- Pensar en la red constantemente.
- Intentar limitar el tiempo de conexión para acabar utilizándola varias horas.

Los síntomas característicos:

- Pérdida de control.

- Ansiedad.

- Insomnio.

- Irritabilidad.

- Inestabilidad emocional.

- Dificultades serias de comunicación con las personas de su entorno.

Los factores de alto riesgo (llamamos así a las situaciones, pensamientos o sentimientos que aumentan la probabilidad de realizar la conducta “adictiva”) principales serían:
- El aburrimiento.
- La carencia de relaciones u objetivos.
- La falta de habilidades para desenvolverse en el mundo real (habilidades sociales)
- La timidez.
- La búsqueda de sensaciones en personas solitarias.
- La ausencia de autoestima adecuada (este factor es “casualmente” común a cualquier tipo de adicción, por lo que nos reiteramos en la idea de la importancia suprema de la autoestima).

La adicción a las compras es definida como: “un impulso incontrolable para adquirir objetos inútiles o superflúos”.

La creencia de la sociedad actual: “Tanto tienes tanto vales”, lleva a los individuos a pensar que “comprar objetos es un símbolo de estatus, que les proporciona prestigio y valía (consideración por parte de los demás).

“El adicto a las compras es incapaz de controlar el impulso que llega a controlar sus vidas y producirle consecuencias graves”

Ambos sexos afirma, tienen la misma motivación en este caso: Aumentar la autoestima. Las mujeres más específicamente en el aspecto físico y los hombres en poseer riqueza y ser expertos.

Los síntomas psicológicos más frecuentes son depresión y trastornos de ansiedad o de la conducta alimentaria (T.A.C).

Finalmente, Echeburúa nos habla también del adicto al trabajo (entre otras adicciones) y define su perfil de la siguiente forma:

- Profesión liberal.
- Edades medias: 30-50 años.
- De clase acomodada.
- Con una actividad laboral creativa.
- Con frecuentes cambios de residencia.
- Y que no actúan exclusivamente movidas por necesidades económicas.

Suelen tener ideas sobrevaloradas sobre el dinero, el éxito o el poder, soledad afectiva. Posibles complicaciones: abuso de alcohol, comidas copiosas, ingesta de estimulantes.

A nivel clínico me he encontrado con mucha frecuencia al paciente que en un principio justifica su adicción, considerándola como “algo normal” dentro de su vida. Y es precisamente en muchas ocasiones que el familiar es el que “trae” a consulta al adicto porque la situación es insoportable en todas las áreas de su vida

La tarea terapéutica consistirá ( además de las técnicas de evitación primero y exposición después mas prevención de respuesta utilizadas y ya citadas en el artículo de la semana pasada, entre otras) en hacerle consciente de su falta de control sobre la adicción (“falsa sensación de control: “Yo controlo”, “Cuando quiera lo dejo”), de las repercusiones negativas que ya tiene en su vida (precisamente suelen venir los pacientes porque llega un momento que les es imposible seguir “mintiendo” en su entorno más próximo debido al gasto incontrolado, a la cantidad de tiempo que pasan fuera de casa o debido también a la ansiedad que les produce el no realizar la compulsión de la compra o del ordenador por ejemplo).

El tratamiento ha de ser constante y necesitamos la implicación (generalmente) de la familia en el aspecto terapéutico.

Al principio las resistencias a los cambios son grandes, pero en un proceso individualizado en el que cada paciente necesita su tiempo para reaccionar, las consecuencias positivas comienzan a hacerse notar.
Importante por último resaltar que la cronicidad de las adicciones es evidente y que por lo tanto, el paciente NUNCA debería “bajar la guardia” en este aspecto.

Las recaídas no son nada extrañas, es más, forman parte del proceso de recuperación de cualquier persona, ya que las interpretamos como una “oportunidad para aprender y avanzar”. El paciente se hace así consciente de su todavía “falta de control o de no controlar tanto como ya se creía”.

Fuente complementaria: ¿Adicciones sin drogas? Enrique Echeburúa. Colección Preguntas.

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