sábado, 17 de marzo de 2012

"La prevención de recaídas: Propuesta terapéutica I" (Publicado en "Voces de Cuenca 12-3-2012)

12/03/2012 - PSICOLOGÍA
La prevención de recaídas en las adicciones: propuesta terapéutica I
Por Fco. Javier Sánchez Martínez. Psicólogo

Si entendemos la recaída como un “proceso más o menos largo en el tiempo, que se inicia cuando se DESEQUILIBRA EL ESTILO DE VIDA ABSTINENTE y que termina con la vuelta al consumo habitual” (Plan Regional sobre Drogas. Comunidad de Madrid), nos percatamos enseguida que se puede haber iniciado un proceso de recaída, sin haberse producido todavía ningún consumo de droga.

Este aspecto es positivo, porque significa que la recaída se puede PREVEER si identificamos las situaciones antecedentes (S.A.R: situaciones de alto riesgo que aumentan la probabilidad de producir un consumo), y ponemos en marcha estrategias de afrontamiento y técnicas adecuadas para hacer frente a dicha situación (conductas de evitación, escape, control estimular, parada de pensamiento, autoinstrucciones, desmontaje de pensamientos irracionales, técnicas de autocontrol emocional, autorrefuerzo). Este trabajo posibilitará en mayor medida el mantenimiento de la abstinencia o un mayor control de la adicción. Es decir se producirá una “modificación” de la conducta “consumir drogas”.

Cuando hablamos de antecedentes nos referimos no sólo a situaciones externas, sino también a pensamientos y sentimientos o emociones que pueden influir en la conducta de consumir droga. Por ejemplo: Situaciones externas: Ver a otras personas consumiendo, Pensamientos; “si no consumo me dará algo, necesito consumir”, Sentimientos o emociones: ansiedad, enfado, frustración, rabia, nerviosismo etc.

Aparentemente con esta explicación todo debería ser sencillo de solucionar. Nada más lejos de la realidad. La deshabituación psicológica (además de la desintoxicación) suele ser un proceso tremendamente complicado, complejo y generalmente con idas y venidas.

Sabemos que la recaída nos ayuda a avanzar terapéuticamente en el proceso, porque ayuda a la persona a comprender que no tiene tanto control como se creía (“falsa sensación de control”). Profesionalmente solemos extraer muchísimas conclusiones de la misma y proponer nuevas metas u objetivos, lógicamente si el sujeto se “pone las pilas” después de dicha recaída.

Por ello, y debido al pensamiento dicotómico (blanco o negro) que tiene el drogodependiente, debemos enseñarle a “parar” (problemas control impulsos), reelaborar la idea de “haberlo perdido todo de nuevo” y poner en marcha un compromiso renovado y un plan de acción. ¿Qué te llevó a consumir? ¿Qué dificultades tuviste? ¿Qué podías haber hecho y no hiciste ante dicha situación?.

No debemos confundir nunca el “desliz” o “consumo puntual” con el proceso de recaída. Ninguno de los dos supone un fracaso terapéutico. Lo importante es aprender a manejar ese desliz puntual para que no se convierta en recaída.

Lo que hacemos en definitiva es enseñar a la persona usuaria habilidades para identificar y anticipar las situaciones de alto riesgo previas al consumo de drogas y le entrenamos en el desarrollo de estrategias conductuales y cognitivas de afrontamiento frente a dichas situaciones de alto riesgo (además de las citadas añadimos habilidades sociales: asertividad y técnicas de relajación).

La próxima semana les hablaré del pensamiento adictivo, de sus características, del Modelo Transaccional (Modelo de Prochaska y Diclemente) que nos habla de manera muy acertada de un proceso de cambio que es fundamental conocer si queremos trabajar esta apasionante pero a la vez, tremendamente complicada problemática y técnicas específicas para la prevención de la recaída.

Fuentes:
Plan Regional de Drogas. Comunidad de Madrid.
Manual Prevención de Recaídas. País Vasco.

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