lunes, 23 de abril de 2012

¿LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA? EN EL PROPIO PACIENTE. (Publicado en "Voces de Cuenca" el 23-4-2012)

Voces de Cuenca | Contraportada 23/04/2012 - PSICOLOGÍA ¿La solución al problema? En el propio paciente Una de las misiones del profesional es hacer entender a le persona que acude a él que las soluciones a su problema las tiene él mismo Por Francisco Javier Sánchez Martínez Cuando el paciente nos comenta en consulta el problema/trastorno por el que acude a la terapia, ocurre que, en muchos casos, suele esperar una respuesta contundente por nuestra parte. El pensamiento subyacente podría ser algo así como: “el psicólogo debe tener las ideas muy claras, debe saber qué decirme para hacer frente a los problemas que le he contado, al fin y al cabo, vengo para eso”. Precisamente una de nuestras tareas a nivel terapéutico, consistirá en transmitirle al paciente de manera gradual y a través (en mi caso) de la entrevista motivacional que la/s solución/es las tiene él/ella mismo/a. Que los recursos de los que dispone, junto a sus capacidades personales son las que tendrá que poner en marcha para enfrentarse de manera objetiva al problema o problemas que le ocurren actualmente o que le martirizan y arrastra desde hace mucho o relativamente poco tiempo. Cuando el paciente nos dice: “No soy capaz de hacer …..”, el objetivo del profesional es reestructurar ese pensamiento, ese “etiquetaje” y plantearle objetivamente que “sí tiene esa capacidad”, haciéndole comprender que en otras ocasiones (ocasiones que el mismo paciente nos describirá)i se enfrentó de manera adecuada a una situación similar. Cuando el paciente nos dice que “no tiene fuerza de voluntad” el objetivo del profesional es hacerle comprender que precisamente por este motivo asiste a consulta en muchas ocasiones, ya que la voluntad, puede ser precisamente el aspecto más débil en esos instantes. Por lo que tenemos que trabajar ese “autorreproche continuo”, que es a todas luces injusto en esos momentos del tratamiento. Este aspecto de “la voluntad” es tremendo especialmente en las personas drogodependientes. Se “machacan” especialmente por este motivo, teniendo que trabajar con los pacientes, que las drogas han mermado su voluntad debido a la dependencia física y psicológica que tienen hacia el consumo de sustancias. Por tanto no es sano apelar a la voluntad en un momento en el que lo que más falla es precisamente “la tan vitoreada y reclamada fuerza de voluntad”. El paciente ha de descubrir a lo largo de la terapia que partiendo de su historia de vida, de sus estrategias habituales de afrontamiento (que a lo mejor son inadecuadas), de sus habilidades sociales, de su nivel de autoestima, de su capacidad para controlar y expresar las emociones, obtendrá la solución propia y específica que “el/ella mismo/a tiene. Fomentar el “locus de control interno” será otra de las tareas fundamentales, así como trabajar de manera continua el papel del lenguaje interno como regulador de las conductas y emociones del propio paciente. La actitud de los pacientes suele ser en general positiva y receptiva a la terapia, aunque evidentemente no siempre es así. Algunos afirman en las primeras sesiones (y yo lo agradezco) que “no creen excesivamente en los psicólogos ni en su capacidad de ayudar a la gente”, otros nos “confiesan” que tiene la percepción nuestra de ser “confesores, curas, o algo parecido”. A medio-largo plazo he comprobado que el compartir con el profesional este tipo de afirmaciones (que no son, sino son resistencias del paciente a la terapia, y que nos cuenta en un principio), acaban siendo positivas finalmente, ya que una vez expuesta la actitud con que se viene a la consulta, partimos de una realidad conocida y esto nos indica y facilita lo que debemos descartar o reforzar en el tratamiento “con ese paciente”. También sabemos a través de la entrevista motivacional que las resistencias mayores a la terapia, las suele tener el propio profesional, que ha de saber identificarlas, corregirlas y trabajarlas (actitudes, juicios de valor, prejuicios, etiquetajes, etc). Es en definitiva el propio paciente el que va a “descubrir” a través de la facilitación que le propone el terapeuta, del “acompañamiento” en su proceso terapéutico, su propio camino en la terapia y donde suelen estar las soluciones propias, de las que evidentemente, no es consciente o tiene sin identificar en esos momentos concretos de su vida, al estar focalizando toda su atención en lo negativo, en lo malo que le ha ocurrido, con lo cual “hace más grande lo que le ocurre”, impidiéndole ello percibir todos los recursos, capacidades y aspectos positivos de que dispone y que por tanto no utiliza, bloqueándose y encontrándose en un “callejón sin salida”. Tranquilo/a, usted mismo/a acabará sugiriéndome qué hacer para “saltar esa pared”. Si tiene miedo, lo consideramos algo “normal”, y es entonces cuando le recordaremos también que los miedos se eliminan casi siempre ENFRENTÁNDOSE A ELLOS.

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